miércoles, 24 de febrero de 2010

Un poco de historia Sobre el Bonsái...


Dicen, que los monjes Taoístas nativos de china, fueron los primeros en cultivar y adorar estos majestuosos árboles. Su origen data del primer siglo de nuestra era y parece ser que estos monjes, adoraban los bon-sai creyendo que sus arbolitos eran la frontera a cruzar entre el cielo y la tierra. Fueron los nobles y sus semejantes los que, posteriormente durante siglos, cultivaron los bonsáis con celo, no obstante la capacidad de prolongar la vida de estos, tenía premio el cual era cruzar todas las fronteras místicas llegando a la infinita eternidad. Así pues, esta religiosidad, ha sido la que nos ha traído hasta nuestros días el arte del árbol en maceta. “bonsái”. Algunos indican que solían colocar los bonsáis en los bordes de los caminos, sendero y o escalinatas, adorándoles como en la actualidad los más extremistas religiosos puedan adorar a sus dioses.
Para conseguir un bonsái, los monjes Taoístas, recogían de las montañas pequeños ejemplares que trasplantaban en pequeñas macetas manteniéndoles durante años, intentando reproducir lo que ocurría en la naturaleza, esto pues no difiere mucho del actual cultivo realizado en Japón o de lo que ocurre en las islas Baleares con los olivos de los montes Ullastres.
Doscientos años antes que los Europeos descubrieran América, los chinos llevaron este arte a Japón, donde se perfecciono la técnica legándola al resto del mundo tal y como la conocemos.
La segunda guerra mundial fue la contienda que hizo desaparecer muchos de los más viejos ejemplares que existían hasta la fecha.
Para conseguir un bonsái “basta” con una poda regular de hojas, raíces y tronco, con unas pautas determinadas que dependen de la especie a cultivar, su longevidad es similar a su semejante en la naturaleza e incluso, en algunos casos, superior.
Son falsas esas reflexiones que dicen que para conseguir un bonsái hay que “matarlo” de sed, y hambre e incluso torturarlo para conseguir que no crezca. Un bonsái no debe tener ninguna falta de agua, luz o nutrientes, existen diferentes técnicas para que el bonsái se desarrolle por donde queremos y se estanque por donde nos interesa.
Aunque todas las especies con “tronco” se pueden cultivar como bonsái, las más usadas por los que nos gusta este arte son los Pinos, Arces, Olmos, Higueras, Juníperus y Olivos entre otros. La elección de estas especies son debido a sus pequeñas hojas que en cierta forma equilibra las dimensiones de su conjunto.

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